miércoles, 10 de septiembre de 2008

EL REGRESO (Águila Coaz)

SINGLADURA 9-9
Hoy hemos pasado el día en Gaio, la capital de Paxi.
Por lo tanto, en esta última crónica desde tierras griegas –mañana salimos hacia Italia- no os hablaré de navegación (que no hubo) sino de la historia de esta hermosa tierra. T
odo el Eptaneso sufrió invasiones desde el principio de los tiempos. Su alto valor estratégico hizo que su posesión fuera disputada por romanos, bizantinos, venecianos turcos, ingleses, franceses, etc. y sólo en 1864 se pudieron unir al estado griego.
En 1953, un tremendo terremoto destruyó tres de las siete islas: Zakhintos, Kefalonia e Ítaca. Pocas edificaciones sobrevivieron y construcciones civiles (el ayuntamiento del que os hablaba ayer) y casi todas las iglesias quedaron arrasados. Pero como dice el poeta Dionisio Solomos, “de las heridas que dejó el terremoto pronto surgieron flores”. Y se pusieron manos a la obra para reconstruir las ciudades y los pueblos. La gente es extraordinariamente amable y educada y la comunicación con todos ellos es muy fácil.
El héroe local, evidentemente, es Ulises y todos se disputan alguna hazaña o alguna leyenda relacionada con él. Muy cerca de aquí está la playa, de arena blanquísima donde, según Homero, la bella Nausicaa, hija del rey Alquinoo encontró al náufrago Ulises, a quien cuidó y prestó su ayuda (dicen los maliciosos que algo más que ayuda) en su regreso a Ítaca.
El Eptaneso está formado por siete islas, más o menos grandes, pero en total están recogidos dentro de esa misma denominación hasta 123 islas o islotes de los que sólo 28 están habitados.
Todos presumen de tener el mejor vino y el mejor aceite de Grecia. El vino se deja beber, sobre todo si está bien fresco y el aceite es bueno pero mucho más caro que en España. Eso es todo por hoy, queridos y queridas. La próxima crónica será desde el sur de Italia.
Salud. El A.C.

EL REGRESO (Águila Coaz)

SINGLADURA 8-9
Hoy es la fiesta de la Encina, Patrona del Bierzo

Dado que el 80% de la tripulación somos bercianos, nos pusimos el traje y fuimos a hacer una ofrenda floral en una bonita ermita que se halla en el centro de la ciudad-pueblo. Como está acogida a la devoción de Agia Pinnaria, nos pareció un nombre bastante aproximado, porque al fin y al cabo pinos y encinas son árboles.
Salimos a las 06,30 de la mañana rumbo a Paxi, una isla situada a 40 millas de Lefkada y tan sólo a 7 de Kerkira (Corfú).
Para no tener que rodear la isla decidimos cruzar por la zona oriental.
Dice la leyenda (aquí hay leyendas para todo) que la isla de Lefkada estuvo unida al continente por el norte hasta el siglo VII a.C., época en que los corintios –que la habían colonizado- decidieron excavar la estrecha lengua de tierra y separarla, así, del continente.
Sigue la leyenda contando que, de esa manera, era más difícil llegar a los habitantes del continente a los plenos del ayuntamiento, ya que los de la isla les birlaban las barcas. Así, no les pagaban las comisiones por asistencia, porque cuando conseguían una barca y llegaban al ayuntamiento (Demarjeio), el pleno ya había acabado. He de decir, con todo el respeto, que yo no me creo este rollo.
En la actualidad el acceso se efectúa por un puente móvil, hasta donde hay un canal de unas cuatro millas bien balizado.
Lo malo es después del puente, porque hay una boya roja en el medio del canal y hay que elegir si dejarla por babor o estribor.
El patrón, siguiendo la norma del mar (y de acuerdo con su querencia natural) decidió, y decidió mal, y hubo que dar marcha atrás y dejar la boya por estribor. Y así, despacito, fuimos cruzando la media milla que faltaba hasta llegar a mar abierto sin mayores problemas.
Paxi es la isla más pequeña del Eptaneso. Es muy verde y tiene hermosa playas. Su capital está en una bahía resguardada por dos islotes que dejan un canal por el norte, único acceso para barcos grandes.
La ciudad, Gaio, es muy bonita, con callejuelas estrechas y con mucho ambiente.
A la entrada del canal hay una empresa de hidroaviones que hace el servicio aéreo con la vecina Corfú y con Patrás, y es todo un espectáculo ver amerizar y despegar a los hidros entre veleros y motoras en un canal de no más de trescientos metros.
Fondeamos un poco más adentro (no sea el demonio) y nos fuimos a dar un paseo y a hacer unas compras. Más tarde, cena a bordo: Huevos escalfados con alcachofas, guisantes y jamón que preparó el segundo (exquisitos. Gastamos la hogaza de pan que habíamos comprado).Después, un rato de tertulia y un poco de música en vivo a cargo de la orquesta de a bordo.
Boas noites. El A. C.

lunes, 8 de septiembre de 2008

EL REGRESO (Águila Coaz)

SINGLADURA 7-9
Es domingo. Después de la Santa Misa, salimos, sin mucha prisa hacia Lefkada, que está a unas 25 millas de Ítaca.
Como sabe todo el mundo, lefkos (leukos) significa blanco. De ahí el nombre de la isla: Toda la costa occidental está ocupada por una inmensas rocas blanquísimas, que desde la distancia parecen nieve.
Aquí vivió Safo, la poetisa de Lesbos que vino a Lefkada a llorar su pena por el amor, no correspondido, que sentía por la dulce Faón.
Era tanta su tristeza que decidió suicidarse lanzándose al mar desde un altísimo acantilado llamado “El salto de Safo”.
Una vez en la isla, pusimos rumbo a Nydri, ciudad situada en una bahía (kolpos) en la costa oriental, que es el mayor centro turístico de la isla.
En la entrada de la bahía hay media docena de pequeñas islas repletas de pinos y cedros. Una de ellas es Skorpios, donde venía Onassis a retozar con Jacqueline ex Kennedy. Recordaréis que ya era un hombre de avanzada edad, pero, como dice un amigo nuestro muy querido, Leopoldo, “mientras hay lengua, hay home”.
El pueblo está formado, básicamente, por dos calles paralelas al mar. En la primera línea, los consabidos restaurantes y chiringuitos. En la segunda, tiendas de souvenirs y muchas joyerías.
Después de hacer algunas compras, decidimos ir a cenar a un restaurante italiano. Nos atendió un camarero llamado Spiros, que, cuando se enteró de que éramos españoles, nos dio una lección de fútbol español.
Sabía infinitamente más de la liga española, de los futbolistas, de los entrenadores que todos nosotros juntos.
Nos recitó la alineación de la Ponferradina y, aunque estábamos seguros de que iba de farol, no pudimos rebatírselo.
Y es que, si hay un rasgo común que defina a los griegos, es su pasión por el fútbol.
Yo, a cambio; le enseñé a decir: ¡Visca el Barça!
Y es que uno, tiene su corazoncito.
Boas noites o Kalinijta. A.C. (águila coaz)

EL REGRESO (Águila Coaz)

SINGLADURA 6-9
Salimos con rumbo a Ítaca, pequeña isla separada de Kefalonia por un estrecho de unos 4 Km.
Es una isla con mucha vegetación y hermosas bahías.
Su capital, Vathi, está al fondo de una profunda bahía protegida por un islote que oculta la entrada. Sus casas, ninguna de más de dos pisos se extienden por la ladera de una montaña de forma que, al atardecer es un bello espectáculo contemplar las luces u el contraluz de las montañas.
En el puerto, como es habitual en todas estas islas, una sucesión de terrazas y chiringuitos, con el techo de caña de bambú adornados con luces de todos los colores.En uno de ellos cenamos después de una paciente espera de media hora hasta que vinieron a atendernos. Aquí la prisa no existe. Regamos la cena con un vino tinto (krasí kokhino) de la tierra, que venden ¡por kilos!, así que nos metimos entre pecho y espalda cuatro jarras de medio kilo cada una.
Cuando estábamos con la sobremesa, se nos acercó un oriundo -lo invitamos a un vino- que nos contó una historia muy curiosa. Parece ser que los itaqueños (itaquenses, según algunos) tienen fama de ser “de la virgen del puño” y muy desconfiados.
Cuando van a comprar una nevera, no preguntan cuántas estrellas tiene o si dispone de sistema de eliminación de escarcha o cualquier otra cuestión técnica. Lo que preguntan es si tiene luz, a lo que el vendedor, naturalmente, responde que sí.
-¿Y se apaga cuando se cierra la puerta?
-Por supuesto.
-¿Y cómo sé yo que eso es verdad? ¿No me estará contando una milonga (milongaka), y la luz queda siempre encendida?
Así que nuestro interlocutor lleva una temporada diseñando una especie de periscopio para acoplar a las neveras por donde el usuario desconfiado pueda mirar a ver si, realmente, la luz está apagada cuando se cierra la puerta.
Muy cerca de Vathi está la gruta de las ninfas (marmarospilia) donde, según Homero, Ulises escondió el tesoro que traía consigo, procedente, en buena parte, de los regalos que le habían ofrecido todos los amigos que hizo en los diez años que duró su regreso desde Troya.
Pero, lo que no dice Homero, según los maledicentes de Kefalonia, es que el mejor regalo se lo hizo la fiel Penélope con docena y media de churumbeles, de 1 a 19 años, que correteaban por el palacio.
Estuvimos fondeados en Vathi y, como era sábado, tuvimos que soportar el chunda-chunda de dos bodas, a unos doscientos metros, en las que competían a ver quién hacía mas ruido. El barco retumbaba, pero, aun así, los tripulantes dormimos razonablemente.
Abrazotes. El Águila Coaz.

domingo, 7 de septiembre de 2008

EL REGRESO (Águila Coaz)

SINGLADURA 5-9
Hoy madrugó hasta el niño Morton. A las 8,30 a visitar unas grutas con la luz de la mañana. Luego, rumbo a Kefalonia, que dista unas 15 millas de Zakhintos.
Esta isla debe su nombre a un héroe local llamando Kefalos, que según las efigies que hay suyas, debía de ser de los que al estornudar daban una vuelta de campana, como Pitouto.
Dice la leyenda que Ulises, cuando volvía de sus excursiones, tomaba como referencia uno de sus montes, el Enos, que tiene una altura de 1628 metros y es el monte más alto de todas las islas jónicas, por lo que hace de guía para los que vienen del sur.
Fondeamos frente a la playa de Agia Efimia, que viene a ser Santa Eufemia. Comimos a bordo y por fin, cambiamos de menú: en lugar del consabido atún, hoy nos tocó pollo a la zanqueira, que no estaba mal según estos buitres que van a bordo.
Lo bueno de tener estos compañeros que comen tan bien es que casi no hace falta fregar los platos y las cazuelas porque quedan limpios.
Kefalonia es, como todas las islas de la zona, territorio de invasiones continuas, así que por aquí pasaron romanos, normandos, franceses, ingleses y, por supuesto, los turcos.
Lord Byron escribió en esta isla su obra “Don Juan” y aquí murió luchando contra los turcos al lado de los isleños.
Subimos por la parte oriental de la isla hasta un puerto en una pequeña ciudad que se llama Melissani. Cuando ya estábamos amarrados al muelle, llegó un yate de 26 metros y al hacer la maniobra de atraque se le enredó un cabo en la hélice, con lo que se quedaron sin máquina.
Después de pelear un marinero durante media hora, tuvo que echarse al agua Manuel que, en dos minutos resolvió el problema.
El que dirigía la maniobra era el cocinero, y quedó tan agradecido que nos regaló dos botellas de whisky. Chapurreaba bastante bien el castellano (su mujer es argentina) y, después de cenar subió a bordo del Odysseas a tomar una copa.
A lo largo de la conversación le comentamos que al día siguiente iríamos a Ítaca y Eustaquio, ese era su nombre, nos contó una historia que paso a relataros.
He de puntualizar, antes de empezar, que los de Kefalonia y los de Ítaca se llevan bastante mal (algo parecido a lo que pasa entre cazurros y bercianos), por lo que la historia puede ser cierta, o no.
La historia es la siguiente:
“Como ya sabéis, Ítaca es la patria de Ulises, que reinó en el siglo XII A.C.
Cuando se casó con Penélope (símbolo de la paciencia y de la fidelidad conyugal) le dijo:
-Mira querida, Ulises sale de batalla todos los lunes, esté Penélope o no.
Penélope sonrió con esa cara angelical que Zeus le había dado y le respondió:
-Querido, me parece muy bien lo de tus batallitas, pero ya que estamos en plan de confidencias, yo también tengo que decirte algo: Penélope folla los sábados, esté Ulises o no.
Así que, de ser cierta la historia y después de hacer una sencilla multiplicación, habida cuenta que Ulises se pasó veinte años entre guerra de Troya y otras aventuras variopintas, nos salen 1040 sábados, con lo que la fiel Penélope se pasó por la piedra a todos los habitantes de Ítaca. Así nos lo contaron y así lo relato. Mañana, más. Un abrazo. El águila coaz

EL REGRESO (Águila Coaz)

SINGLADURA 4-9
Hola queridos y queridas en el Señor. Los más madrugadores: Roberto, Manuel y el escribidor cogimos la zódiac y fuimos a visitar una zona de la costa próxima en la que hay grutas de gran belleza y unas paredes verticales de más de 200 metros que caen a plomo en el mar. La profundidad es de 50 metros a pocos metros del muro.
De regreso al barco recibimos la visita de un nadador griego de 78 años que se acercó al Odysseas a saludarnos. Hablaba una lengua muy curiosa que bautizamos como greco-italiano: Una palabra en italiano y veinte en griego con lo que la comunicación fue perfecta, como podéis suponer. Después de un rato de charleta le dijimos que lo llevábamos a tierra en la zódiac. Se negó en redondo y se fue nadando tranquilamente. ( Había ½ milla de distancia hasta la playa. Levamos ancla y salimos hacia un puertecito que se llama Agios Nicolaos, o San Nicolás en castellano. (Debe de haber 300 pueblos en Grecia que se llaman de esta forma, así que los carteros las deben de pasar putas para averiguar a qué Agios Nicolaos van dirigidas las cartas). Había 20 millas por delante, así que comimos a bordo ¿Cómo no? Atún a la plancha (exquisito) y ensalada de tomate al estilo Mirito: pelado y con ajo picado muy fino.
El puerto está protegido por un islote y la zona de amarre está aún sin terminar, pero la gente es muy agradable y el encargado del puerto (Dimitri) un tipo encantador.
En un pequeño supermercado (vaya gilipollez que acabo de escribir: pequeño supermercado). En una tiendita nos recibió una chica muy joven y nos preguntó nuestra nacionalidad. Cuando le dijimos que éramos españoles empezó a hablar en un castellano bastante aceptable. Sorprendidos, le preguntamos dónde lo había aprendido: “En las telenovelas”, nos contestó. ¡Manda cojones!
Un saludito. El águila coaz

EL REGRESO (Águila Coaz)

SINGLADURA 3-9
Por sugerencia de un amable lector de blog (Ramiro), hablé con el redactor jefe con el látigo de siete colas en la mano y le comenté que nuestros lectores quieren más detalles de la travesía o sea que a trabajar. Como decía Ramiro en las dos primeras singladuras todavía no le habían descendido de la garganta dos bultos que le subió la taxista. Yo ahora le veo la garganta normal y creo que ya tendrá más concentración. Besos y abrazos del Capi y la Tripu.

(Águila Coaz) En efecto, ya se me han bajado los congojos, así que, de ahora en adelante, no tengo disculpa por mi dejadez.
Levamos ancla a las 05,30 (empezaba a amanecer) y pusimos rumbo a Zakhintos, la más meridional de las islas jónicas, distante 80 millas, con poco viento y, como de costumbre, de proa. Javier (Fly) preparó los aparejos de pesca, porque estamos pensando muy seriamente poner una pescadería en Ítaca y el que escribe se puso a sacar los lomos de los dos peces del día anterior (un lugareño dijo que se llamaban “lampuga” y que tenían efectos afrodisíacos muy potentes), así que yo, comeré poco y observaré. Los haremos a la papillote para cenar.
Sobre las 5 de la tarde llegamos a Limini Kerio, un islote en medio de la bahía, donde visitamos algunas grutas y nos dimos un baño. Un par de horas después fondeamos cerca del pueblo y pasamos una agradable velada contando historietas de personajes del Bierzo: Como es normal, aprovechamos la ocasión para despellejar a alguno (Pocos quedasteis libres). De los efectos afrodisíacos no puedo escribir aquí. Si tenéis interés, os lo contaré personalmente.
Zakhintos es una isla bastante grande (400 Km. cuadrados y unos 30.000 habitantes. Como casi todas las islas del Jónico estuvo sometida durante siglos a unos y a otros. Perteneció a Atenas, Esparta, Macedonia, Roma, Bizancio, Venecia, Francia, Rusia y Turquía. Hasta mediados del siglo XIX no perteneció a Grecia.
Tiene una larga historia cultural y arquitectónica. Desgraciadamente, el terremoto de 1953 destruyó la mayor parte de los edificios. Es tierra de escritores y músicos y aquí se escribió el que sería el actual himno nacional. Nada más, queridas y queridos. Mañana os soltaré otro rollo. Bicos. El águila coaz que habita en la vil covacha