Hoy hemos pasado el día en Gaio, la capital de Paxi.
Por lo tanto, en esta última crónica desde tierras griegas –mañana

odo el Eptaneso sufrió invasiones desde el principio de los tiempos. Su alto valor estratégico hizo que su posesión fuera disputada por romanos, bizantinos, venecianos turcos, ingleses, franceses, etc. y sólo en 1864 se pudieron unir al estado griego.
En 1953, un tremendo terremoto destruyó tres de las siete islas: Zakhintos, Kefalonia e Ítaca. Pocas edificaciones sobrevivieron y construcciones civiles (el ayuntamiento del que os hablaba ayer) y casi todas las iglesias quedaron arrasados. Pero como dice el poeta Dionisio Solomos, “de las heridas que dejó el terremoto pronto surgieron flores”. Y se pusieron manos a la obra para reconstruir las ciudades y los pueblos. La gente es extraordinariamente amable y educada y la comunicación con todos ellos es muy fácil.
El héroe local, evidentemente, es Ulises y todos se disputan alguna hazaña o alguna leyenda relacionada con él. Muy cerca de aquí está la playa, de arena blanquísima donde, según Homero, la bella Nausicaa, hija del rey Alquinoo encontró al náufrago Ulises, a quien cuidó y prestó su ayuda (dicen los maliciosos que algo más que ayuda) en su regreso a Ítaca.
El Eptaneso está formado por siete islas, más o menos grandes, pero en total están recogidos dentro de esa misma denominación hasta 123 islas o islotes de los que sólo 28 están habitados.
Todos presumen de tener el mejor vino y el mejor aceite de Grecia. El vino se deja beber, sobre todo si está bien fresco y el aceite es bueno pero mucho más caro que en España. Eso es todo por hoy, queridos y queridas. La próxima crónica será desde el sur de Italia.
Salud. El A.C.