Día 27.- Rumbo a Bonifacio. Salimos de Castelsardo sobre las 11 de la mañana con una previsión de la “Meteo “ de vientos del S.E. con fuerza de cinco a siete y amainando a fuerza cuatro por la tarde. Nuestra intención era navegar protegidos por la costa de Cerdeña para que cuando amainase por la tarde pasar el estrecho de Bonifacio con los vientos de fuerza cuatro que nos había anunciado la dichosa “Meteo”. El “segundo”, dijo que nos iba obsequiar con un estupendo lacón con repollo, (porque aquí no hay “grelos” ), dijo como excusa. Otra vez no se cumplen las previsiones. La protección que nos iba a dar tierra no era tal, el viento que empezó siendo del S.E. fue rolando primero al E, para luego terminar siendo del N.E antes de llegar al estrecho de Bonifacio. Para el viento de fuerza, cinco a siete, estibamos bien todo el barco para que no cayese nada y no se rompiesen, vasos, platos, botellas, cámaras de fotos, teléfonos, ordenadores, etc. etc., Los 30 nudos de viento en la salida eran erráticos, lo mismo entraban por babor que por estribor, o de proa, pasando de empujarnos con toda su fuerza, que nos obligaba a rizar mayor y génova, como a disminuir su intensidad a diez nudos por lo que sacábamos toda la vela, volvía a aumentar el viento, otra vez a rizar, así una y otra vez. Al mediodía, que en teoría, iba a amainar, no solo no lo hizo sino que al contrario aumento hasta fuerza ocho mantenida, y p
Día 28.- Bonifacio. Después de las vicisitudes de ayer y con las previsiones meteorológicas en contra para cruzar el estrecho de Bonifacio,nos quedamos en puerto y nos dedicamos a poner en su sitio todo lo que el día anterior andaba por los suelos. Hicimos mantenimiento y reparación de los deterioros causados por el temporal, winche, luz de navegación, sellados de escotillas y portillos, etc… Nuestro querido cocinero, Javi, cansado de cocinar para esta banda, aprovechó los restos del día anterior y consiguió una fina fidegua francesa que sabía a repollo, de segundo nos compensó con un riquísimo pollo al horno cuyo mayor trabajo fue comprarlo en el “super”, pues sólo sabían francés, y ya os podéis imaginar al “cocinas” y a mí haciendo el kikiriki acompañado de “pajaritos a volar…” todo esto para que no nos vendiesen pato u oca por pollo, que era lo que queríamos. Miguel Ángel, el táctico, por la noche nos invitó a cenar en un típico restaurante del puerto de Bonifacio. Creo que fue en compensación por las piadosas mentiras que nos dijo para animarnos y que no nos tirásemos del barco en pleno temporal. Cosa que es de agradecer. En este día de “descanso” y después de compartir seis días con la nueva tripulación embarcada en Mahón, creo que es de justicia hacerle los honores de rigor y comentaros como va la cosa.Son unos Santos, bueno unos más que otros: Miguel Ángel, hermano del patrón es el táctico, desde que él cumple esa función, la cosa parece que mejora y nos da mas información a la marinería, duerme en el camarote de proa-babor con Manu su hijo. Javier, es el hermano pequeño del patrón un poco tímido pero muy educado, se toma muy en serio la medicación que le doy, pues cree que yo sé más de lo que sé, pero, como fácilmente se puede entender, no es culpa mía. Duerme en el camarote de popa -babor, conmigo. Da muy buen dormir pero pusimos la tabla. Julián, es yerno de Javier, ya os hablé de él, pues fue el que enseñó a entender el “Windows Vista” al “segundo”. Buen carácter y ánimo de participación en todas las tareas de a bordo, bien sean de marinería como de cocina. Duerme en el camarote de popa- estribor, le hace compañía al “segundo”, se llevan bien. Manu, el más joven del barco, es observador y objetivo a la hora de hacer alguna puntualización, ayuda en todo sin mandárselo y disfruta de las anécdotas ( batallas ) de los veteranos, participativo y si fuese con él de compras no tendría que hacer el ridículo como el de kikiriki, pues sabe idiomas, pero madruga poco. Creo que los voy a extrañar cuando desenbarquen en Roma.