lunes, 28 de julio de 2008

EL EGEO (19)

26/07/08 9:40 h.
Queridos amigos, paisanos y demás personas que seguís el blog.
Estamos en la isla de Tinos la cual abandonaremos hoy rumbo a la isla de Syros donde visitaremos la ciudad de Ermópolis, la capital del archipiélago de las islas Cícladas.
Os enviamos el blog de los días 24 y 25, que como lo sabéis lo escribe Katia, la pena es que me quedo sin redactora el día 29.

Besos y abrazos
El Capi y la todavía numerosa tripulación.


SINGLADURA 24
La avería resulta ser un fusible fundido, y la reparan antes de ir a dormir.
Estamos en las cícladas, y el paisaje ha cambiado, las islas son roca negra sin apenas vegetación.
Andros es, según las guías, una isla de gente con cierto nivel económico, que no necesita el turismo, con lo cual no está demasiado explotada.
El nivel económico de la isla se nota en las laderas de las montañas, plagadas de grandes y ostentosas villas, de las cuales no se ven demasiadas en otras islas.
Por lo demás, desde donde estamos fondeados, Andros nos decepciona y no parece gran cosa.
Desembarcamos en la zodiac con las expectativas bajas, y cuando nos adentramos en las callejuelas del pueblo, descubrimos la realidad, una preciosa ciudad de calles peatonales y empinadas, que llevan al centro de la vida en el lugar: un paseo franqueado por dos plazas, llenos de bulliciosos locales comerciales y bares.
Julián se enrola definitivamente, y como es menester, se le corta la melena estilo militar.
Recibe el cargo de “ primero del segundo ”. El segundo, encantado de tener un acólito, le asigna enseguida una misión de responsabilidad: le deja fregar los cacharros.
Bajamos a dar un segundo paseo por el pueblo, disfrutamos de una cerveza bien fría en una terraza y volvemos a cenar al barco.

SINGLADURA 25
Cuando nos levantamos, zarpamos hacia nuestro siguiente destino, Tinos, una travesía de 25 millas.
Bajamos por la cara este de Andros, cruzamos el estrecho que separa las dos islas y continuamos bajando por la cara oeste de Tinos.
A la hora de comer, vemos una pequeña cala con cuatro casas, y fondeamos allí.
Una de las casas tiene un toldo y nadamos hasta la orilla a investigar si es un bar, pero no lo es y tomamos la meridiana en el barco.
El jefe de cocina aprovecha el pollo del día anterior y nos prepara pollo de nuevo, esta vez al tomate.
Seguimos nuestro rumbo, y cosa rara, llegamos a puerto de día.
Amarramos en el puerto de Tinos, ayudados por el guarda del puerto, que parece más un pirata del Egeo que un funcionario, se nos presentó todo vestido de negro, con pañuelo en la cabeza atado al estilo pirata y por montura un quad negro.
Tinos es ya una ciudad grande, centro de peregrinación religiosa. Las aceras tienen en sus márgenes unas bandas acolchadas para los penitentes que suben arrodillados a la catedral, que domina el lugar desde lo mas alto del pueblo.
Damos un paseo y cenamos en una terraza al otro lado del paseo marítimo. La copa la tomamos en el barco, mientras Javier nos deleita con su arte musical.

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